Si hablamos de sugilación quizá la palabra no os dice nada pero si os decimos que es sinónima a "chupetón", ya sabréis de lo que estamos hablando. ¿Quién no ha tenido alguna vez un chupetón, sobre todo, cuando éramos adolescentes? La sugilación, conocida como chupetón, es un hematoma causado por una succión fuerte realizada con la boca, rompiendo así vasos sanguíneos y provocando ese color y ese dolor tan característico.
Suele realizarse en momentos de excitación sexual, ya sea conscientemente o inconscientemente y puede tardar varios días en desaparecer. De manera habitual, se llevan a cabo en el cuello siendo así bastante visible y difícil de disimular aunque se pueden realizar en cualquier parte del cuerpo.
El chupetón en sí puede que haya sido provocado por no medir la intensidad de la pasión y de la excitación, es decir, producido por error, sin tenerlo como objetivo. Por el contrario, hay personas que lo realizan expresamente y los motivos pueden ser para dejar firmada la conquista o para marcar territorio y mostrar a los otros que esa persona ya no está libre.

Por lo que, el chupetón ¿es una marca de amor? ¿o más bien de posesión? Es una manera de expresar la excitación sexual que sientes por la otra persona pero también, cuando se tiene pareja o algo más estable, se realiza para mostrar al resto de gente - sobre todo, a aquellas personas que pueden ser competencia - que tu chico o chica no está libre y que no pierdan el tiempo acercándose a él o ella para ligar. ¿Quiénes lo hacen con ese motivo? Personas con quizá una baja autoestima, con un punto de desconfianza hacia su pareja o, simplemente, personas celosas.
Y en el caso que tengáis algún chupetón y no sepáis cómo disimularlo, podéis aplicarle pasta de dientes o alguna pomada para que se vaya antes. Podéis usar maquillaje pero no hace milagros, es muy difícil taparlo con corrector o con otro productos, es más, depende de cómo lo tapes, quizá consigues el efecto contrario: que se vea más aún. Así que o aceptas que se va a ver durante unos días o pasas por ponerte una tirita para disimularlo; sin embargo, aún así, el resto sabrá lo que te ha pasado, no cuela lo de "me he cortado afeitándome".