Estás leyendo un libro tranquilamente, mientras tu pareja parece estar profundamente concentrado en algo que ve a través de la pantalla de su ordenador. Un domingo cualquiera, de relax y de paz. Estás leyendo justo el instante en que el protagonista se entera de algo que marcará el rumbo de la historia y, de repente, sientes un placer inmenso en tu entrepierna. No puedes concentrarte y has de dejar el libro a un lado y dejarte llevar por esa sensación. Es tu pareja. Tiene el control remoto de tus braguitas y lo ha activado. La miras y te mira pero no puedes mantener la mirada. Un escalofrío recorre tu cuerpo y te obliga a cerrar los ojos de placer. De repente, tus braguitas dejan de vibrar. Tu pareja vuelve a sumergirse en lo suyo. Tú coges tu libro otra vez y te preguntas, no sólo por qué capítulo ibas, sino algo que te emociona más aún: ¿Cuándo será la próxima vez? Un momento así puede terminar de muchas maneras…

Imagínate ahora otras situaciones: en la calle mientras paseáis, cenando solos o con amigos (o con familiares…), yendo en el coche, hablando por teléfono, en el cine… y, si estáis cerca, quién sabe si en el trabajo. Imagínate en esas situaciones, llevando las braguitas con control remoto y sin saber cuándo la mano traviesa te pondrá a prueba y activará tu placer.
Ya sea una situación en la que te puedas llevar por el placer o sea una situación en que has de guardar las apariencias, las Braguitas Control Remoto tienen el propósito de hacerte disfrutar, aprovechando el morbo que produce que no seas tú misma la que controle la situación en determinadas circunstancias. Ese morbo, unido al desconocimiento de cuándo empezarán a vibrar tus braguitas, avivará la relación y hará que, la próxima sesión de sexo, sea todavía más apasionada. ¿Te atreves a tentar a tu chico a ser malo?