En verano, hay un lugar que nos encanta y en el que estaríamos día y noche: la playa. La playa tiene una simbología especial porque tanto puede significar descanso y desconexión como diversión y acción.
Sin embargo, hay una acción que funciona como diversión y desconexión a la vez, una acción que requiere como ingredientes dos personas y ganas. Hablamos del sexo y, en este caso, del sex on the beach. No vamos a difundir que lo hagáis a plena luz del día pero sí de noche, en una cala más escondida en la que sólo estéis tu y él/ella. Tenéis dos opciones: hacerlo directamente en la arena o dentro del agua. En la arena estaréis más cómodos ya que podéis estar acostados o sentados pero el agua tiene su morbo también al convertirse en una experiencia más diferente. De una forma u otra, tenéis todo el espacio del mundo para moveros (no os limitáis sólo a unas medidas exactas tal como pasa cuando lo haces en la cama) y, además, al hacerlo al aire libre, no pasaréis tanto calor.

Si tienes la suerte de poder ir en catamarán, yate o barco e ir solos (lo que significa que tú o él/ella sabéis navegar), podéis vivir la experiencia de hacerlo en alta mar, a plena luz del día y con la seguridad que no te verá nadie (si eso te preocupa, claro). Imaginaos a los dos, en un barco, solos, lejos de la orilla, con dos copas de vino, en bikini y bañador (que luego os vais a quitar), acostados tomando el sol, bien pegados uno al otro y jugando con unos cubitos de hielo para paliar el calor que sentís. Aunque sabéis que la mejor manera de paliar el calor es con más calor: con el calor que proporciona el sexo. Luego, "después de", os podéis tirar al mar, a refrescaros y, quién sabe, volver a empezar.
En verano, disfruta del mar y de la playa en general, de día y de noche y sin preocupaciones. ¡Feliz fin de semana!