Una vez leí que David y Victoria Beckham se intercambiaban la ropa interior. Y pensé: ¡mira, yo también lo hago! Y, después, buscando por internet, te das cuenta que muchas parejas lo hacen.
¿Los motivos? Varios, y todos positivos. Es una manera de estrechar los lazos, de excitarte, de sentirte más cerca emocional y físicamente con tu pareja y, sobre todo, de aumentar el morbo que, a fin de cuentas, es lo que nos mueve y nos hace salir de la rutina.
Intercambia con tu pareja esas braguitas que tanto te gustan. Sobre todo, que sean muy femeninas, por ejemplo, rosas y con encaje. Eso sí, ni se te ocurra dejarle un tanga porque va a sufrir un montón todo el día llevándolo. La consigna es disfrutar, no hacer sufrir… aunque, bien, la consigna la elegís vosotros… ;-). Para nosotras, es más agradable que él nos deje sus calzoncillos porque estos suelen ser más cómodos que nuestras braguitas, coulottes o prendas que ni podemos categorizar.

De buena mañana, te pones sus slips y él tus braguitas y hasta que no llegue la noche nada de quitártelos. Cuando vayáis a dormir, os podéis quedar en ropa interior y contar cómo os habéis sentido todo el día llevando la del otro. Seguro que os divierte la experiencia. No hace falta decir que podéis empezar a tocaros y acabar el día uno dentro del otro.
Por cierto, yo hoy llevo unos slips rojos…