Y hoy vamos con un estudio de esos que nos gustan tanto. Según un estudio de la Universidad de California y la de Texas, lo que más preocupa a hombres y mujeres en relación a las relaciones sexuales es la cantidad y la calidad. ¿Sorprendente? No, porque claro que nos preocupa la cantidad y la calidad pero entremos en detalle.
A los hombres les afecta el haber tenido pocas amantes y a las mujeres el acostarse con la persona equivocada, siendo el arrepentimiento y el remordimiento una respuesta que responde a patrones evolutivos. ¿Cuáles son las quejas principales en el caso de los hombres? Haber sido demasiado tímidos acercándose a una posible pareja, no haber sido arriesgados sexualmente durante la juventud y no haberse lanzando a una noche desenfrenada. Perder una oportunidad de tener relaciones sexuales es perder una ocasión de reproducirse, debido a la huella evolutiva que aún pesa.
En el caso de las mujeres, las principales preocupaciones en el tema son haber perdido la virginidad con la persona equivocada, haber sido infiel a la pareja y haberse precipitado mucho en el terreno sexual. Evolutivamente, en las mujeres la reproducción requiere más responsabilidad (embarazo, lactancia, cuidado), por lo que escoger a la persona que no toca para tener descendencia puede llevar al arrepentimiento.
Evidentemente que hay más preocupaciones después de haber tenido sexo con alguien o con tu pareja, tales como le habrá gustado, habrá disfrutado, el hecho de no llegar al orgasmo, el correrse demasiado pronto o demasiado tarde, el entrar en la rutina sexual...
Dicho estudio es actual, publicado esta semana, pero acabamos con otro estudio que tiene más tiempo pero nos demuestra cómo somos de vanidosas y egocéntricas (en el buen sentido) las personas. Un estudio de la Universidad de Colorado midió la frecuencia de las relaciones sexuales y la felicidad y llegó a la conclusión que la vida sexual de otras personas está relacionada con nuestro sentido del bienestar. Es decir, sentirnos satisfechos sexualmente está relacionado en la cantidad de sexo que tenga el resto, o sea, el creer que el resto de sus iguales (vecinos, amigos...) tienen más sexo que nosotros nos lleva a sentirnos infelices y el tener más sexo que el otro nos lleva a sentirnos más satisfechos y felices.
Por tanto, tener sexo aumenta la felicidad pero tenerlo más que el resto, nos hace más felices aún si cabe. No es que queramos el mal ajeno pero tampoco que lo hagan más que nosotros. ¡Por un sexo cuantioso y de calidad!